A.2. Cadena de Valor

Una estrategia de procesos coherente es fundamental para administrar de manera efectiva las cadenas de valor, donde cada proceso debe diseñarse para cumplir con sus prioridades competitivas y agregar valor al trabajo realizado. Los tipos de procesos se interrelacionan para formar la Cadena de Valor como se ve en la siguiente figura, la cual “es un modelo que describe las actividades que realiza una organización para entregar un producto o servicio al mercado. Incluye desde la adquisición de insumos hasta el servicio postventa” (Porter, 1985). En la gestión pública, estas actividades se pueden clasificar en diferentes etapas, desde la planificación hasta la entrega del producto o servicios, así como identificar áreas de mejora y asegurar que cada proceso esté alineado con los objetivos estratégicos de la organización y se genere el Valor Público.

La importancia del valor público radica en que permite identificar actividades que generan valor, ayuda a priorizar recursos, mejorar la satisfacción ciudadana y maximizar el impacto de los servicios públicos.

La identificación de actividades que generan valor es crucial para optimizar la gestión pública y garantizar que los recursos se utilicen de manera eficiente. Al enfocar los esfuerzos en estas actividades, las organizaciones pueden mejorar la calidad de los servicios y aumentar la satisfacción de los ciudadanos.

Las actividades que generan valor en la gestión pública pueden clasificarse en varias categorías:

Métodos para identificar actividades generadoras de valor

• Análisis de Stakeholders: Identificar a los grupos de interés y sus necesidades para entender qué actividades son más valoradas.
• Mapeo de procesos: Visualizar los procesos existentes para identificar ineficiencias y oportunidades de mejora.
• Encuestas y entrevistas: Recoger opiniones y sugerencias de los ciudadanos sobre qué servicios consideran más valiosos.
• Benchmarking: Comparar prácticas con otras organizaciones o entidades que destacan en la creación de valor.