Tema A.

Cultura democrática y convivencia política

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Te doy la bienvenida a esta Unidad didáctica la cual seguramente representa nuevos aprendizajes y experiencia. En este sentido, te invito a plantearte las siguientes preguntas para reflexionar:

Sobre el caso “Cuando la violencia determina el resultado: La nulidad de elección por violencia política de género”:

  • ¿De qué manera la cultura política existente en Iliatenco influyó en la forma en que fue percibida y tratada la candidatura de una mujer indígena?
  • Considerando los elementos contextuales, ¿cómo contribuye el principio de paridad a transformar la cultura democrática cuando se enfrenta a discursos y prácticas de exclusión como los vividos en este caso?
  • Más allá del resultado electoral, ¿qué nos revela el caso de Ruperta Nicolás Hilario sobre los retos actuales para garantizar una participación política equitativa y respetuosa?, ¿cómo deberían asumirse?

La cultura, desde el punto de vista antropológico, hace referencia al conjunto de valores, creencias, sentimientos, principios y normas que produce la sociedad en un momento histórico determinado y que abarca todos los aspectos de la vida social, incluidos el pensamiento y el comportamiento de las personas (comprende también componentes cognitivos, afectivos y evaluativos de las personas sobre distintos objetos). Por otra parte, la cultura también comprende toda la creación material de una sociedad que cristaliza en diversos tipos de producciones técnicas y de saber.

En ese sentido, hablar de cultura significa atender dos componentes: uno que trata de orientaciones subjetivas y otro componente objetivo, que hace referencia a actitudes y conductas. El contenido de la cultura de los individuos es resultado de un proceso multifactorial y permanente, que comienza desde la socialización infantil, la exposición a los medios de comunicación y las experiencias adultas en un contexto gubernamental, social, político y económico.

Ahora bien, en una democracia, la legitimidad de este sistema deriva no solo del desempeño de las instituciones y de los procedimientos que la sustentan como la celebración de elecciones, el diseño de un marco legal y constitucional para la tutela de los derechos ciudadanos y la garantía del interés público, la división de poderes y la creación de organismos autónomos para controlar el poder, sino de la percepción individual y colectiva de ese régimen, así como de las percepciones y conductas desplegadas en el espacio político.

Es así que la democracia y su estabilidad no se encuentra exclusivamente en el funcionamiento de las instituciones sino, en buena medida, en lo que los individuos perciban de la dinámica democrática y política, de la concentración y distribución de poder, de la distribución de justicia y del respeto a los derechos humanos.

La cultura democrática de los individuos implica entonces un espectro de impresiones:

¡Vamos avanzando!

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